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Marrakech: donde comer un rico desayuno y hospedarse.

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Marrakech es una de las ciudades más importantes de Marruecos, país ubicado al norte del continente africano.
Esta ciudad, también conocida como La Alhambra o La Ciudad Roja debido al color rojizo de todas sus construcciones es ideal para quienes buscan salir de la cotidianidad de las grandes ciudades de occidente y estén dispuestos a moverse dentro de culturas y hábitos muy diferentes a los que uno suele estar acostumbrado.

                                                                             

 

 

 

 

Esta fue mi primera vez en Marrakech, y como contaba con pocos días, focalicé mi visita a conocer la medina. Las medinas son ciudades medievales amuralladas caracterizadas por tener enormes zocos (mercadillos) donde se venden todo tipo de artesanías, ropa, adornos y especias locales, dentro de las que se destacan por ejemplo el azafrán de Marruecos, el aceite de argán que muchas veces extraen al momento, hierbas y flores secas y por supuesto, el rey de todas las mesas marroquíes, el té verde.

           

 

 

 

 

 

Esta vez no voy a explayarme demasiado en la ciudad, sino en el lugar donde decidí hospedarme: Un Riad, ya que creo que, si estás pensando en regalarte unas vacaciones marroquíes, pasar del hotel puede ser de las mejores decisiones que puedas tomar en este viaje.
Dentro de las medinas solo hay unos pocos Riad, esto es porque antiguamente estas casas clásicas pertenecían a las familias de mayor poder adquisitivo de Marruecos, aunque hoy en día prácticamente la mayoría funciona hospedando a turistas.
La característica principal de un Riad, es que posee un patio central, rodeado por todas las habitaciones de la casa y solo se puede ingresar a ellas mediante este patio, que además tiene como característica principal, la presencia de una fuente en el centro. Las ventanas de las habitaciones dan hacia adentro del patio, más nunca hacia la calle y la forma en la que estas casas han sido planificadas, permite que las temperaturas se mantengan frescas y agradables durante todo el año, a pesar del intenso calor que hace fuera de ellas.

           

 

 

 

 

 

En relación al Riad como hospedaje en vacaciones, creo que ha sido de las mejores, sino la mejor experiencia que he tenido en ese sentido. Las habitaciones suelen ser unas pocas, por lo que el ambiente es muy pacífico todo el día, la mayor parte del tiempo solo se escucha el agua de la fuente central y de algunos pajaritos que se cuelan por el techo, además al hospedar a poca gente, la atención y el clima es muy familiar y amable, todo es muy acogedor y tanto la decoración tradicional llena de colores como el perfume que hay en absolutamente todo, invitan a quedarse.

En todos los Riad suelen servir el desayuno, que ha sido mi momento favorito durante los días que pasé en Marrakech, e incluso admito que me he guardado algunos panecillos que no pude comerme en el momento para comer a la vuelta del paseo. Específicamente en el Riad donde me quedé, la anfitriona junto con otras mujeres preparaba cada mesa para cada uno de sus huéspedes y la llenaban de platillos típicos de panadería y pastelería tanto marroquí como francesa (ya hablaremos acerca de la influencia de Francia en este país), todo, absolutamente todo fue delicioso, y nunca faltaba el zumo de naranjas recién exprimidas, el café y por supuesto el té verde con menta servido en una hermosa tetera de plata.

           

 

 

 

 

 

       

 

 

 

 

 

Y, por último, cabe mencionar, que en general estos hospedajes suelen ser muy accesibles y considerablemente más baratos que un hotel convencional.

Ya habrá muchas más oportunidades en las que iré contándoles acerca de mi experiencia en esta increíble ciudad que por momentos pareciera un fragmento del pasado. Lo cierto es que cada vez que giraba mi vista hacia algún lado, absolutamente todo formaba la composición perfecta para una fotografía o un cuadro; la gente, su forma de vestir, de caminar, las motocicletas y bicicletas circulando por pasillos estrechísimos entre multitud de peatones, los estridentes colores de las especias, sus aromas intensos, el olor a sándalo, menta y rosas formando una combinación increíblemente deliciosa, los vendedores insistentes tratando de concretar una venta a como dé lugar, el regateo, los tajines hirviendo sobre el fuego, las montañas de dulces almibarados de todas las formas y colores, y los gatos, estas pequeñas criaturas al por montón que no faltan en un solo rincón de la ciudad, alimentados por la basura, por algún vecino piadoso, los gatos de Marrakech no son de nadie, son de todos, son de la ciudad ocre del País del Poniente.

           

 

 

 

 

 

Para quienes queden tentados de probar algo del desayuno marroquí y además tengan ganas de cocinar un poco, los invito a que visiten el enlace a la siguiente web de receta de panqueques, donde hace muy poco escribí la receta del Baghrir, un panqueque/tortita típico de los desayunos en Marrakech. Es una receta muy fácil y lleva poquísimos ingredientes.

El dato:
El Riad donde me he quedado se llamaRiad Bleu du Sud” cuya reserva hice por Booking.
Viajé a finales de marzo y mi reserva fue de una habitación para dos personas por tres noches, con un valor de 173,13 EUR.

Recomiendo acordar con el Riad previamente para que vayan por ti al aeropuerto, ya que conseguir taxi puede ser una experiencia poco atractiva, no tienen tarifas fijas ni usan el taxímetro, por lo que hay que regatear el precio antes de subir y siempre el precio es superior al que te ofrecen en el Riad, al igual que el servicio.
Si aún así decides coger el taxi, te recomiendo que, al momento de bajar, no aceptes sin más el ofrecimiento por parte de nadie de ayudarte con tu equipaje, si lo necesitas, porque suelen dejarte a varias calles de los hoteles, pacta un precio antes para evitar una mala situación al llegar y terminar pagando sumas sin sentido (nosotros por ejemplo terminamos cerrando el acuerdo en 2 EUR).

 

Niños envueltos – Receta

Niños envueltos – Receta https://maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/09/mag5.jpg 840 1120 Maggie Rovella Maggie Rovella //maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/logo2.png

Luego de que muchos de ustedes me pidieran la receta de los “Niños envueltos” que compartí en mis stories de Instagram, decidí dejarla escrita por aquí así pueden hacerla.
Esta receta es muy fácil de hacer y es un plato muy completo y reconfortante.

Debo aclarar que lo hice “a ojo” porque no me esperaba que quisieran tener la receta (lo cual es un honor), también, como siempre les digo, si no tienen alguna especia, pueden reemplazarla u omitirla, también pueden usar carne de cerdo, pollo o la que gusten, al ser carne picada, cualquiera que elijan deberá estar bien cocida.

Ahora si, vamos a la receta, que con estas cantidades aproximadas me salieron 3 porciones (6 unidades bien gorditas)…2 porciones si son de comer un poco más, pero son bien contundentes.

Ingredientes

  • 6 hojas grandes de repollo blanco (o 12 chicas)
  • 1 cebolla grande
  • 5 dientes de ajo
  • 500gr carne picada
  • 1 pocillo (de café) de Cous Cous*
  • c/n ciboulette (o parte verde de cebolla de  verdeo/ajo tierno/cambray)
  • c/n sal fina
  • c/n aceite de oliva (o la que gusten)
  • 1 lata de puré de tomate/tomate frito
  • 2 hojas laurel
  • c/n pimienta negra recién molida
  • 1,5 cdita de comino molido
  • 0,5 cdita especias para pasteleria*

PROCEDIMIENTO:

  1. Separar las hojas necesarias del repollo, cortando lo más cerca posible de la base, con mucho cuidado para que no se rompan. Cuanto más grande sea la hoja mejor.
  2. En una olla poner agua a hervir con una pizca de sal. Una vez que esté hirviendo, colocar las hojas de repollo y cocinar unos dos o tres minutos hasta que estén tiernas. Retirar y dejar enfriar.
  3. En otra ollita poner a hervir un pocillo de agua, una vez que hierva, apagar el fuego y agregar el cous cous de una sola vez. Tapar y dejar hidratar 10 minutos.
  4. En una sartén con un chorrito de aceite cocinar la cebolla y el ajo picados con una pizca de sal hasta que estén transparentes y un poco dorados. Retirar (reservando dos cucharadas para la salsa).
  5. Para la salsa, poner las dos cucharadas de cebolla y ajo reservadas anteriormente junto con el tomate, el laurel, sal y pimienta negra. Cocinar a fuego bajo algunos minutos con un poquito de agua (si el tomate es muy ácido, cocinar unos minutos más). Reservar.
  6. En un bol mezclar el cous cous, la carne, la cebolla con el ajo, ciboulette picado y condimentar con sal, comino y la mezcla de especias. Integrar bien todos los ingredientes sin sobre amasar.
  7. Hacer 6 bollos alargados (el mismo formato de una croqueta española pero más grandes obviamente) y hacer paquetitos envolviéndolos en las hojas de repollo. Si las hojas son chicas, usarlas dobles y si el tallo es muy grueso, cortarle por atrás una “capa” para que quede más fino y maleable.
  8. En una fuente para horno colocar una base de salsa, los rollitos por encima y cubrirlos con más salsa.
  9. Precalentar el horno a 190/200ºC y cocinar los niños envueltos unos 20 minutos (+ de 68ºC temperatura corazón) hasta que estén bien cocidos.
  10. Servir con un poco más de ciboulette picado y a comer!.

             

*En caso de no tener cous cous, una amiga a quien le compartí la receta lo reemplazó por arroz y dice que quedaron muy buenos. También se me ocurre como otra variante usar quinoa. Usen lo que usen, hay que cocinarlo antes.

*Respecto a las especias de pastelería, yo tenía una mezcla que hice para una carrot cake que mas o menos era esta: cada 3 cucharaditas de canela agregué 3 unidades de cardamomo verde, 1 estrella de anís, 2 clavos de olor.

 

Receta snacks indios: Murukku

Receta snacks indios: Murukku https://maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/09/mag22.jpg 722 1080 Maggie Rovella Maggie Rovella //maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/logo2.png

Conocí estos snacks hace unos años, en un mercado de productos indios en Tailandia. Me llamaron la atención porque parecían churros muy chiquititos…y cuando los probé resultaron ser un vicio 😍🤤.
Tiempo después volví a Buenos Aires, donde no existe lugar donde poder comprarlos, así que, después de buscar y mezclar distintas recetas quedó la receta que para mi más se parece a aquellos que probé alguna vez.

Cabe aclarar que existen distintos tipos de murukku según los tipos de harina y las proporciones que se usen, y que esta vez si, a diferencia de las recetas que suelo compartirles, les recomiendo que sigan fielmente las instrucciones y cantidades porque pueden quedar demasiado duros. En lo que sí pueden variar es en el uso de las especias que no van a modificar la textura.

Para hacerlos uso un utensilio que me trajeron de India que es específico para hacer este y otros tipos de snacks similares (si quieren verlo, entren al video de You Tube que les dejaré abajo) pero no entren en pánico, que pueden reemplazarlo con una manga pastelera de pico rizado grueso o también hay unos utensilios para hacer cookies que tienen un mecanismo similar, quizá alguno de ustedes lo tenga, e incluso he visto que los hacen a mano.

Ahora si, dicho esto, vamos a la receta.

INGREDIENTES

100gr harina de garbanzo
400gr harina de arroz
5gr comino molido
10gr coriandro molido
40gr mantequilla
10gr sal fina
c/n agua
Opcional sal negra/sal fina extra para terminar
Aceite vegetal neutro para freir

PROCEDIMIENTO

  1. Hacer un arenado con todos los ingredientes secos (menos la sal negra que usaremos para terminar) y la mantequilla. Es decir, trabajamos con un cornet/espátula o con la punta de nuestros dedos, incorporando las harinas con la manteca de forma que se forme una especie de “arena” gruesa, desarmando todos los trozos de mantequilla que pueda haber.
  2. Una vez que tengamos un arenado homogéneo, empezamos a agregar el agua en tandas, de a poco. Lo que buscamos es empezar a incorporar los ingredientes con nuestras manos hasta que se forme una masa que NO SE PEGUE ni en nuestras manos ni en el bol, que quede consistente, no tiene que quedar hidratada como si estuviéramos haciendo pan. Si nos pasamos con el agua, el resultado serán murukkus que van a tardar muchísimo en cocinarse y van a quedar demasiado duros.
  3. Lista la masa vamos a aceitar por dentro el utensilio que hayamos escogido (el indio, el de cookies o la manga pastelera) y vamos a colocar la masa adentro, mientras calentamos el aceite en una olla a fuego medio.
    Si no dispones de ningún utensilio de los mencionados no te preocupes, aceita tus manos y haz rollitos finos, cortándolos en pequeños cilindros o formando espirales y reservalos para el momento de freir.
  4. Una vez que tengamos la masa dentro del utensilio hay dos opciones:
    -Ir extrayendo la masa sobre el aceite (casi tocándolo para que no salpique) y cortar los rollitos o hacerlo sobre la mesada, cortarlos de la medida que gustemos y luego freirlos
    -El aceite debe estar entre 160ºC y 165ºC y mantenerlo siempre en un fuego muy moderado tirando a bajo, ya que si está muy caliente, va a quemar los snacks sin que lleguen a cocinarse por dentro.
    -Es importante que cuando quebremos un murukku este tenga un pequeño hueco en el centro, señal de que no nos pasamos con la hidratación y no van a quedar muy duros.
    -Vamos  a cocinarlos aproximadamente 7 miuntos (aunque es relativo) y estarán listos una vez que al partirlos estén crocantes y tanto el color interior como el exterior sean uniformes. No es necesario que se doren demasiado.
  5. Una vez listos, vamos a disponerlos en un contenedor con papel absorbente y los condimentaremos con sal negra o sal fina.
  6. Conservarlos en un recipiente hermético hasta dos semanas.

Para ver el video:

Fideos udon con salsa de maní y soja, cerdo y pak choi – Receta

Fideos udon con salsa de maní y soja, cerdo y pak choi – Receta https://maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/08/mag.jpg 722 1080 Maggie Rovella Maggie Rovella //maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/logo2.png

Hay tres ingredientes que no pueden faltar nunca en mi heladera: una buena salsa de soja, salsa de ostras y mantequilla de mani/cacahuete. Mucha gente piensa que con esos ingredientes solo podemos cocinar comida china, pero lo cierto es que con criterio, son muy versátiles y pueden usarse casi para cualquier cosa, incluso platillos dulces.  Es que combinan muy bien con la mayoría de los alimentos (creería que con todos realmente).

Estos tres ingredientes que les he mencionado, son la esencia del plato que voy a compartirles el día de hoy, los que le dan el toque especial.

También vamos a usar una variedad de fideos que probablemente varios de ustedes no conozan: UDON. Estos fideos son de origen japonés y están hechos a base de harina de trigo, son muy  especiales porque tienen una textura muy suave y liviana, a pesar de ser más gorditos que los fideos que solemos comprar regularmente y un tiempo de cocción muy corto de 2 minutos. Pueden comprarse en barrio chino o mercados asiáticos y se consiguen “frescos” envasados al vacío en paquetes de 100gr o 200gr.

En caso de no poder conseguir udon, a no entrar en pánico!, esta receta puede hacerse perfectamente con cualquier otro fideo que tengamos en casa o que nos guste, pueden ser frescos o secos.
Y ya que hablamos de reemplazos y posibilidades, también quiero mencionarles otro elemento del plato del día: PAK CHOI. Este vegetal pertenece a la familia de las coles chinas, tiene un sabor levemente amargo y en los últimos tiempos se empezó a comercializar en verdulerías tradicionales, pero al igual que con los fideos, en caso de no poder conseguirlo, puede ser reemplazado por cualquier otra verdura (hakusai, repollo, espinacas, etc).

Y por último, hablando de reemplazar u omitir ingredientes, podemos usar cualquier tipo de carne, el cerdo no es obligatorio, e incluso podríamos omitir la carne por completo y en su lugar utilizar tofu, seitan o lo que nos guste, va a ser difícil encontrar un ingrediente que no quede bien (me gusta la idea de usar guisantes, brócoli, chauchas o calabacín por ejemplo).

Ahora si! Vamos a la receta.

INGREDIENTES PARA DOS PORCIONES:

  • 200gr Fideos Udon (o el que tengan)
  • 10gr Salsa de soja
  • 10gr Salsa de ostras
  • 35gr Mantequilla de maní/cacahuete
  • 1/2 cucharita de aceite de sésamo/ajonjolí
  • 2 unidades Pak choi
  • 250gr carne de cerdo (bondiola/aguja)
  • 2 cucharadas Almidón de maíz/fécula
  • 5gr Ajo (2 dientes)
  • c/n Mani/cacahuete tostado
  • c/n Sal fina
  • 1 cucharada Aceite neutro

PROCEDIMIENTO:

  1. En un bol mezclar la salsa de soja, la salsa de ostras, el ajo y la mantequilla de maní con unos 100cc de agua hirviendo. Mezclar muy bien y por último agregar el aceite de sésamo. Reservar.
  2. Lavar muy bien el pak choi o la verdura que hayan elegido, y cortarlo en trozos no muy pequeños para que no se pierdan durante la cocción. Reservar.
  3. Picar el maní tostado, no es necesario que el picado sea muy fino, es solo para romperlo un poco. Reservar.
  4. Cortar la carne en lonchas, tiras o cubos pequeños y pasarlas por almidón de maíz o cualquier tipo de fécula hasta que queden completamente cubiertas.
  5. En una olla con agua hirviendo (es muy importante que el agua hierva realmente), cocinar el cerdo unos dos minutos. Retirar del agua y reservar.
    *Para la cocción de la carne, siempre hay que tener en cuenta que el tiempo va a depender del corte que hayamos elegido. Si es un corte muy magro, lo cocinamos lo mínimo e indispensable para que no se seque, si es un corte más duro deberemos cocinarlo durante más tiempo para que se ablande.
  6. En una sartén, colocar un chorrito de aceite neutro y una vez que esté caliente, cocinar la carne dorándola levemente de ambos lados. Agregar el pak choi removiendo durante algunos segundos y condimentar con sal fina para que sude y se ablande un poco. Por último agregar la salsa de maní y soja, revolver muy bien y antes de que empiece a reducir, retirar del fuego.
  7. En una olla con agua hirviendo cocinar los fideos udon durante 2 minutos mientras volvemos la sarten con la salsa al fuego para que recupere temperatura. Una vez listos los fideos, sacarlos con la ayuda de una pinza y agregarlos a la salsa junto con unas cuatro cucharadas del agua de cocción de la pasta. Cocinar un minuto más removiendo para que los fideos se impregnen de la salsa y voilà! ¡Nuestros fideos están listos para ser emplatados!
  8. Servir los fideos y terminar con un poco de maní picado por encima. Ahora si, ¡A comer!

Espero que les haya gustado esta receta tanto como a mí, como pueden ver realmente es muy fácil de hacer y si nos ordenamos, podemos hacerla en poco tiempo. No hay demasiadas reglas, así que animensé a variar las carnes, los vegetales, a probar versiones vegetarianas e incluso veganas, estoy convencida de que no hay forma de que este plato no quede rico.

Recetas con berenjena

Recetas con berenjena https://maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/port2.jpg 722 1080 Maggie Rovella Maggie Rovella //maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/logo2.png

Parte 1

¿Les conté que la berenjena es de mis alimentos favoritos en este universo?
Si no lo hice antes, se los cuento ahora, lo es. Esta planta además, coincidentemente es originaria del sudeste asiático, región por la que siento un amor y atracción infinitos.

Durante una de mis estadías en Tailandia, me contaron que la berenjena que dio origen a todas las berenjenas  es la berenjena thai, que tiene el tamaño de un tomate cherry aproximadamente, es de color verde con jaspeados blancos y un sabor bastante amargo. Ellos la usan muchísimo, recuerdo haberla probado por primera vez dentro de un curry verde. Pero vamos a tomar este dato como una posibilidad, porque mis fuentes no han sido muy académicas.

La berenjena es una planta, cuyo nombre científico es Solanum Melongena (posiblemente nadie recuerde este nombre dentro de breves minutos), de la cual consumimos sus frutos a los que llamamos de la misma forma. Las hay de muchas variedades con tamaños, colores e incluso sabores distintos y es un fruto que ofrece cientos de formas de cocción y creo que SIEMPRE queda bien: en conserva, puré, ensaladas, wok, asadas y hasta en helados…si, en helados. No falla y puede combinarse con infinitos alimentos, ya que si bien su sabor tiene una gran personalidad, se comporta muy amablemente en combinación con otros.

Elegí la berenjena como protagonista de este artículo porque si bien su mejor momento es durante el verano, podemos conseguirla en el mercado durante todo el año y porque como mencioné anteriormente, nos ofrece tantas posibilidades que tiene la capacidad de ser desde una guarnición a convertirse en la estrella de cualquier plato vegetariano.

Vamos a ver algunas de mis formas favoritas para prepararla  y también con qué otros alimentos/sabores me gusta mucho combinarlas.

DIP/PURÉ DE BERENJENAS QUEMADAS


Este puré es ideal para comerlo como dip, acompañado con pan pita, rodajas de pan de masa madre, tostadas, etc. Pero también puede usarse como guarnición de casi cualquier otro alimento (carnes de todo tipo, pescado blanco, vegetales asados) y hasta incluso mezclado en la sartén con alguna pasta.

INGREDIENTES:
• 3 berenjenas
• 2 dientes de ajo
• Jugo y ralladura de un limón
• Albahaca fresca a gusto
• 30cc aceite de oliva extra virgen
•Sal
•Pimienta negra recién molida
•Peperoncino molido/pimentón

Procedimiento:
1-
Con un tenedor pinchar dos o tres veces las berenjenas y ponerlas a quemar sobre la llama, rotando cada tanto hasta que toda su piel esté quemada (una opción al fuego es quemarlas dentro del horno). Dejar enfriar, cortarlas a la mitad y retirar la pulpa con una cuchara.
2- Colocar la pulpa de las berenjenas en una procesadora junto con el resto de los ingredientes y procesar hasta que se haga puré.

RELLENO PARA PASTAS (4 a 6 porciones)


Para hacer este relleno uso las berenjenas quemadas de la misma forma que en la receta anterior.
Es ideal para pastas rellenas (ravioli, tortelletti, etc) e incluso canelones o lasagna.

INGREDIENTES:
3 berenjenas quemadas/asadas
• 500gr ricota
• c/n eneldo fresco picado
• 100gr queso de cabra (puede ser cualquier otro queso)
• Sal y pimienta negra recién molida c/N.

Procedimiento:
1-
Una vez retirada la pulpa de la piel, escurrirla un poco usando un lienzo bien limpio. Si la ricota es muy húmeda, hacer el mismo procedimiento.
2- Rallar el queso con la parte fina del rallador o picarlo muy pequeño y colocar en un bol con el resto de los ingredientes, condimentando con sal y pimienta e ir añadiendo el eneldo a gusto.

BERENJENAS ASADAS


Esta forma es quizá mi favorita para hacer las berenjenas. Es muy muy fácil y puede usarse como guarnición o como principal. Para acompañarlas me gusta mucho mezclar  cubos de papa y boniatos asados en el horno, bien dorados, con cebolla roja en juliana, hojas de cilantro, menta  y vinagreta  (ajo rallado, aceite de oliva, jugo y ralladura de limón, sal y pimienta).

INGREDIENTES:
1 berenejena o ½ por persona (depende de con qué se va a acompañar)
• c/n aceite de oliva extra virgen
• c/n comino molido
• c/n sal y pimienta negra recién molida

PROCEDIMIENTO
1-
Lavar las berenjenas y cortarlas a la mitad a lo largo (no es necesario pelarlas).
2- Con la punta del cuchillo y del lado contrario a la piel, realizar cortes superficiales en forma de rejilla.
3- Salar y condimentar  las berenjenas del lado de los cortes  masajeándolas con las manos, y de la misma forma cubrir toda la berenjena (del lado de la piel también) con aceite de oliva.
4- Precalentar el horno a 180°C, colocar las berenjenas en una placa aceitada con la parte de la piel para arriba, tapar con papel de aluminio y hornear hasta que estén tiernas, pero no demasiado blandas.
5- Fuera del horno retirar el aluminio con cuidado, dar vuelta las berenjenas con la ayuda de una espátula y cocinar 5 minutos más hasta que se terminen de dorar si es necesario.

Curry

Curry https://maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/port-1.jpg 722 1083 Maggie Rovella Maggie Rovella //maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/logo2.png

Tips para hacer curry en casa

Curry es una palabra británica a la cual podemos encontrar con distintos significados: mezcla de especias secas, variedad de estofado, de guiso, etc. Y hay un poco de cierto en cada una de las definiciones, aunque ninguna es realmente exacta.
Curry proviene del vocablo KARI, utilizado en India para referirse al “árbol de curry”, que poco tiene que ver con lo que conocemos en el mundo occidental. Sin embargo este tipo de plato y su denominación se ha globalizado y podría decirse que es posible encontrar “curries” en todas partes del mundo, por lo que vamos a empezar a definirlo como un plato en su totalidad y a la mezcla de especias como parte de ese plato, ya que no toda mezcla de especias se denomina de la misma forma, ni es tratada de la misma manera.

En India por ejemplo, llaman MASALA a la mezcla de especias, y hay tanta cantidad de masalas como de platos a lo largo y a lo ancho de todo el país, encontrando por ejemplo al mundialmente conocido “GARAM MASALA”, pero hay una incontable variedad y estas mezclas son solo una parte (tal vez la más importante) de cada curry y suele ser la base por la que se comienza el proceso de cocción. Pero como mencionamos anteriormente, hay curries por todo Asia, podemos hallar curry en Asia del este, en todo el sudeste asiático. En Tailandia por ejemplo se le llama GAENG a este tipo de preparaciones, que si bien su traducción literal es SOPA, también se usa para denominar a nuestro plato estrella.


Entonces:
– El curry es un plato que está hecho principalmente a base de especias y vegetales que se suele servir en forma de salsa espesa o sopa junto con otros vegetales y carnes y comúnmente se acompaña con un bol de arroz.
– El método de cocción puede relacionarse con el de un guiso, ya que se comienza a cocinar en un medio graso al estilo de un sofrito y terminarse con un medio líquido que suele ser por ejemplo caldo, agua o leche de coco.
– En casi todos los curries se puede degustar un balance perfecto entre los sabores salado, dulce, ácido y picante.
Si bien el nivel de picor va a variar dependiendo de las regiones y países, es casi inevitable encontrar picante dentro de un curry, y esto se proporciona mediante el uso de chiles secos o frescos, verdes o maduros.
Se suele utilizar miel, azúcares o leche de coco para darles dulzor.
Para aportar acidez se usa por ejemplo lima, tamarindo o pickles como acompañantes.
Y por último, pero no menos importante, los sabores terminan de equilibrarse con el uso de la sal y otros condimentos como la pasta de camarón, la salsa de pescado o la salsa de soja que tienen un alto contenido de sodio.
Si bien en este artículo no vamos a dedicarnos a detallar la receta de un curry determinado, me gustaría compartirles algunas cuestiones básicas para que se animen a entrar en un universo, que ya verán, puede llegar a ser infinito y solo depende de nosotros.
La clave es investigar diferentes recetas de distintos países y ver cuales nos resultan más tentadoras, probar algunas y en base a ellas empezar a crear las nuestras, armar distintas mezclas de especias y combinaciones de vegetales. Por ejemplo, mis curries favoritos son los de India y los de Tailandia, aunque por una cuestión de facilidad para conseguir la materia prima, si puedo tomarme la libertad de darles un consejo, sugiero que empiecen con algún curry de estilo indio. También es importante que investiguen donde conseguir especias de calidad, en lo posible enteras y molerlas en casa si tienen esa posibilidad, puede ser en un mortero o molinillo de café (ya hablaremos de las especias en otro momento).
Como les decía, el curry indio, aun con su complejidad increible de sabores, suele ser un poco más accesible en caso de no tener mercados asiáticos cerca, quizá lo más complejo de conseguir serán las especias, que con un poco de ingenio, para empezar, podemos ir adaptándonos a lo que esté disponible en el mercado, o incluso podemos comenzar utilizando mezclas de especias listas (Garam Masala listo por ejemplo), aunque realmente recomiendo que este sea un último recurso, ya que las especias pueden llevar molidas demasiado tiempo, y generalmente no podemos saber la proporción de cada especia dentro de la mezcla.

Si todavía no te animé a decidirte, voy a compartirte una base que suelo usar mucho a la hora de hacer curries en casa, si bien tiene algunos pasos, es muy fácil y una vez hecha podemos combinarla con la carne o la verdura que querramos.

Cómo hacer una base para curry:

• Elegir una mezcla de especias (por ejemplo: comino, canela, coriandro, laurel, cardamomo y cúrcuma).
• En la licuadora hacer una pasta de ajo, jengibre y si se animan, un poco de chile picante. La proporción será 1 parte de ajo por ½ de jengibre y chile al gusto con un poco de aceite neutro. Yo uso unos 2,5 dientes de ajo por persona.
• Seleccionar un vegetal que nos guste (unos 200gr por persona), por ejemplo calabaza y hervir sin sal hasta que esté tierna. Una vez fría, licuar (en este momento se puede agregar algún fruto seco como maní o castañas de cajú)
•En una olla que empieza a calentar, poner un poquito de aceite neutro o manteca y tostar ligeramente las especias, luego agregar la pasta de ajo y cocinar hasta que se empiece a separar del aceite, como si se cortara la preparación y en este punto vamos a añadir el vegetal que hemos hervido anteriormente.
•Por último condimentar con sal, si se quiere un poco de miel o azúcar y cocinar a fuego bajo unos 30 minutos. También se le puede agregar crema de leche o leche de coco al final de la cocción.
•Una vez lista se le puede integrar por ejemplo cubos de papa y coliflor hervidos o al horno, cualquier tipo de carne en cubos y cocinarla ahí mismo, guisantes o lo que gustes. Esta vez es TU receta, yo solo te ayudo con la dinámica a seguir.
Para terminar, solo me queda volver a invitarlos a que cocinen y coman su propio curry, que además de ser un plato super nutritivo, nos brinda variantes infinitas y la posibilidad de adaptarlo a cualquier tipo de comensal pudiendo ser desde un plato carnívoro, a uno vegano, sin lactosa, bajo en calorías, etc.
Espero que se animen y me cuenten como les fue!

Sriracha

Sriracha https://maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/06/blog1a.jpg 922 1382 Maggie Rovella Maggie Rovella //maggierovella.com/wp-content/uploads/2021/07/logo2.png

La sriracha es una salsa picante tailandesa muy conocida en todo el mundo ¡Y mi favorita! Aunque en general solo conocemos su versión industrial.

Esta salsa es originaria del municipio de Si Racha, que se encuentra a unos 120km de Bangkok, la capital del país. Está hecha a base de pimientos picantes y ajo fermentados y voy a enseñarte a hacerla en dos versiones, que en verdad una es la continuación de la otra, ya que podemos fermentarla y consumirla preservando todos sus microorganismos vivos (no te asustes, las bacterias producidas mediante la fermentación son muy beneficiosas para nuestro organismo, y a nivel organoléptico generan resultados maravillosos en los alimentos), o podemos pasteurizarla para conservarla muchísimo más tiempo, es decir, cocinarla.

En lo personal, me gusta más consumirla sin pasteurizar, pero lo cierto es que en mi casa se come sriracha hasta con el desayuno, nos gusta mucho el picante y tenemos una buena tolerancia, por lo que un frasco de medio kilo de salsa no dura demasiado, y si bien la he conservado hasta tres meses en la heladera, hay que tener en cuenta que a pesar de que las bajas temperaturas relentizan la reproducción bacteriana, la fermentación sigue generándose lentamente, por lo que con el correr del tiempo nuestra sriracha va a ir cambiando su sabor progresivamente. Esto no significa que se vuelva un problema para nuestra salud, ya que por un lado utilizamos una buena cantidad de sal y azúcar, lo que baja la actividad de agua en nuestra salsa y no deja agua disponible para las bacterias que producen enfermedades, y por otro lado, mediante la fermentación se van a reproducir bacterias  que SI queremos, que van a hacer de la sriracha un medio con un pH cada vez más bajo (o sea más acido) y además van a competir con las bacterias que no queremos para que no puedan reproducirse. Así que ahora que lo sabes, queda en tus manos que camino tomar.

Otro dato interesante es que si bien los tailandeses usan un tipo de ají específico (que en inglés en los mercados de Tailandia pueden conseguirlos como long chili o banana chili), podemos hacer “sriracha” con cualquier tipo de ají fresco que queramos, por ejemplo, con jalapeño verde queda DELICIOSA.  Sí, claro está que no vamos a estar haciendo sriracha propiamente dicha, pero podemos usar la misma técnica y receta para generar distintas salsas en base a nuestros gustos y a las posibilidades que cada uno tenga de conseguir la materia prima.

Dicho todo esto, vamos a la receta (las cantidades pueden adaptarse a mayor o menor cantidad), pero antes debes tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
*Si quisiéramos bajar el nivel de picor de la salsa, antes de picar los pimientos los cortamos a la mitad a lo largo y les retiramos las semillas con una cuchara pequeña.
*Siempre que manipulemos pimientos picantes es ideal el uso de guantes para evitar posibles reacciones desagradables y alergias en la piel.

Ingredientes para la primera etapa:

•1kg de pimientos picantes frescos
•1 cabeza de ajo (10/11 dientes)
•100gr azúcar (si es orgánica mejor)
•70gr sal marina

1- Picamos los pimientos y el ajo, los mezclamos muy bien con la sal y el azúcar y los dejamos reposar unas dos horas.

2-  Una vez pasado este tiempo los procesamos y los colocamos en un contenedor preferentemente de vidrio (nunca NUNCA de metal), los tapamos con un film en contacto y luego con la tapa.

3- Vamos a dejar que los pimientos fermenten en el frasco a temperatura ambiente durante unos 15 a 20 dias, destapando el frasco unos segundos una vez por día o día por medio si no hace mucho calor.
*Como guía es válido usar banditas para medir el pH aunque no sean 100% exactas, una vez que esté entre 3 y 4 está lista, pero no son ultra necesarias.

Hasta ahora tenemos nuestro fermento hecho, podemos mantenerlo dentro de un contenedor esterilizado en la heladera  y consumirlo así como está dentro de los 3 meses posteriores a su realización o ir a la segunda etapa, que implica pasteurizar la sriracha y volverla mucho más duradera.

Ingredientes para la pasteurización:

•100gr azúcar
•400cc vinagre de manzana
•0,5 cucharadita de xantana (opcional)

4- Colocamos la salsa en una olla junto con el azúcar y el vinagre a fuego medio hasta que hierva, dejamos hervir dos minutos y retiramos del fuego.
5- En este punto podemos colarla para retirarle todas las semillas y la piel de los pimientos (esto no es obligatorio, es solo para que sea una salsa bien lisa) y colocarla en un frasco esterilizado.
6- Si quisiéramos que la salsa tenga aspecto y textura similar a la que se produce de manera industrial y que además con el correr de los días no se disocien los sólidos del líquido, podemos dejarla enfriar y volver a procesarla junto con la xantana y luego de esto sí, nuestra sriracha esta lista!.

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